Mirando nuestras ciudades ...

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... desde una perspectiva ...

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... mas sostenible.

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¡¡quidamos nuestro planeta!

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jueves, 27 de octubre de 2011

VdB PROYECTO PARTICIPATIVO PARA LA REGENERACIÓN INTEGRAL DEL BARRIO VIRGEN DE BEGOÑA | #usde #urbanedu

VdB PROYECTO PARTICIPATIVO PARA LA REGENERACIÓN INTEGRAL DEL BARRIO VIRGEN DE BEGOÑA | #usde #urbanedu:


VdB PROYECTO PARTICIPATIVO PARA LA REGENERACIÓN INTEGRAL DEL BARRIO VIRGEN DE BEGOÑA es un proyecto desarrollado por @paistransversal en el marco del experience Entorno Digital y Aprendizaje Urbano, dirigido por Paco González y Enric Senabre Hidalgo.

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La intervención en la periferia de nuestras ciudades es uno de los principales retos a los que se enfrenta el urbanismo contemporáneo. La oportunidad que supone acometer estos proyectos desde la dimensión ambiental, social y económica supone un gran paso para emprender el cambio global desde lo local. Esta realidad tan de actualidad entre profesionales, requiere de un compromiso político y ciudadano que no acaba de eclosionar, pero que tienen visos de suceder.

El proyecto VdB que propone Paisaje Transversal junto a los vecinos del barrio Virgen de Begoña pasa a la acción. Proponemos un proceso participativo que fortalezca el movimiento vecinal del barrio, con el objetivo de desarrollar de modo colaborativo y desde la perspectiva transdisciplinar, una propuesta abierta de regeneración integral basada en la ecología urbana, que atienda a las vulnerabilidades del barrio y con ello mejore la calidad de vida de los vecinos. Que transcienda y cuya repercusión consiga reacciones por parte de la administración pública y promotores privados.


La metodología de VdB plantea tres canales simultáneos que fomentan los principios que consideramos generales para proyectos de regeneración integral, pero cuyo desarrollo se ha particularizado para el caso de Virgen de Begoña. Los canales son Difusión, Ciudadanía y Proyecto Participativo:

Difusión

Potenciar las posibilidades que ofrecen la comunicación digital y los medios para dar visibilidad, movilizar y llegar al mayor número de ciudadanos a nivel local y global.

Ciudadanía

Generar cultura participativa y ecológica, dar valor al espacio público y a los nuevos formatos que ofrece internet.

Proyecto Participativo

Proponer diseños urbanos transparentes en todas sus fases y promover soluciones piloto que sirvan de testeo a través de laboratorios urbanos.



VdB es un proyecto abierto, por el momento autofinanciado y su implementación se ve sujeta a este hecho. En la primera fase del proyecto desarrollaremos las actividades programadas que podrán seguirse desde nuestro blog y de las que por su puesto animamos a participar a todos los que estéis interesados.

VdB



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VdB PROYECTO PARTICIPATIVO PARA LA REGENERACIÓN INTEGRAL DEL BARRIO VIRGEN DE BEGOÑA es un proyecto desarrollado por @paistransversal en el marco del experience Entorno Digital y Aprendizaje Urbano, dirigido por Paco González y Enric Senabre Hidalgo.

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Este articulo ha sido originariamente publicado en urbansocialdesign.org

martes, 25 de octubre de 2011

Experiencia de vivienda social con casa pasiva

Experiencia de vivienda social con casa pasiva que disminuye factura de electricidad y agua.

Chenelet.org

Hay que apoyar más la energía solar

Este es un articulo sobre cerrar los ciclos de energía.

Hay que apoyar más la energía solar. Carmel (Barcelona)

España no tendrá bolsas de plástico de un solo uso en 2018

España no tendrá bolsas de plástico de un solo uso en 2018:

La Ley de Residuos y Suelos Contaminados, aprobada por el Parlamento el pasado 14 de julio, establece un calendario para la sustitución total de las bolsas comerciales de un solo uso de plástico no biodegradable en 2018.

Tras más de diez años de aplicación de la primera normativa sobre residuos, la entrada en vigor de la nueva ley supone la incorporación de la normativa jurídica europea en gestión de desechos y la posibilidad de instaurar Sistemas de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR).

La nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados pretende sustituir el 60% de las bolsas de plástico de un solo uso no biodegradables para el año 2013, aumentando ese porcentaje a un 70% para antes de 2015, y a un 80% para el año 2016. El objetivo final fijado por la normativa es la eliminación del 100% de este tipo de bolsas para 2018, con excepción de las que se usen para contener alimentos perecederos como los pescados y carnes.

plastic bags trees2 web 1024x680 España no tendrá bolsas de plástico de un solo uso en 2018

Según la nueva ley, orientada a prevenir y reducir la cantidad de residuos y sustancias que tengan un impacto adverso sobre la salud y el medio ambiente, la recogida selectiva de basuras deberá estar sistematizada en 2015. Para ello, los distintos materiales procedentes de residuos -papel, plástico, vidrio y metales- deberán recogerse de manera separada, promoviendo a su vez la recogida selectiva de los biorresiduos, así como su tratamiento biológico.

Para los materiales que componen los residuos domésticos, el texto establece tasas de reutilización y reciclado en torno al 50% para antes de 2020. En el caso de los residuos de construcción y demolición el índice se sitúa en el 70 por ciento en cuanto a reutilización, reciclado y valorización.

Una de las novedades incluidas en la norma es la posibilidad de habilitar el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) para la gestión de envases. Esta metodología, como alternativa al Sistema Integrado de Gestión (SIG) vigente, consiste en el pago de una cantidad específica de dinero por parte del consumidor a la hora de adquirir un envase que recuperaría al devolverlo vacío en el punto de venta. El sistema propuesto por la nueva ley está sujeto a un análisis previo de viabilidad económica, técnica y ambiental previo.



lunes, 17 de octubre de 2011

Residuos como materias primas


Las cementeras pueden aprovechar parte de los residuos minerales generados por otras industrias en el proceso de producción del cemento. 

Residuos que se emplean como materias primas de sustitución
Canteras Alicante. CemexAlgunos residuos minerales tienen una composición similar a la de las materias primas con las que se fabrica el cemento y pueden sustituir a las materias primas naturales que son extraídas de las canteras: arcillas, calizas y esquistos, entre otras, disminuyendo de esta forma la explotación de recursos naturales.
Estos residuos minerales se añaden al resto de materias primas antes de entrar en el horno de cemento, en la parte del proceso que se denomina preparación del “crudo”, y aportan calcio, hierro, silicio o aluminio, minerales necesarios para fabricar el clínker (producto intermedio que sale del horno y que al molerse da lugar al cemento).
Algunos ejemplos de residuos que se utilizan como materias primas alternativas son las escorias, cenizas de procesos térmicos, residuos de construcción y demolición, cascarilla de hierro, lodos de papelera, arenas de fundición, espumas de azucarera, etc.

Así, la industria cementera se convierte en la primera recicladora del país, pues de los 38,1 millones de toneladas de materias primas que se consumieron en el año 2010 para fabricar cemento, 2,56 millones procedían de residuos o subproductos industriales, con lo que se evitó el vertido de unos 38 estadios de fútbol llenos de residuos.

Residuos que se usan como adiciones al cemento
ClínkerHay otros residuos industriales que se pueden añadir como adiciones en el proceso de molienda del clínker para dar lugar al cemento.
Así, dependiendo del tipo de cemento que se desee producir, parte del clínker se puede sustituir por componentes alternativos, reduciéndose de esta forma el volumen de las materias primas extraídas de las canteras. Por otra parte, esta sustitución, técnicamente viable y regulada por la normativa europea, permite fabricar cemento con menos proporción de clínker sin disminuir la calidad ni las prestaciones del producto final.
Los dos principales ejemplos de residuos que se utilizan como adiciones son las escorias de alto horno, un subproducto del proceso de fabricación del hierro, y las cenizas volantes, uno de los residuos generados por la combustión del carbón en las centrales térmicas.
Durante el año 2010, el descenso en la producción y la reducción de generación de cenizas volantes en las centrales térmicas de carbón ha hecho disminuir también las cantidades de materias primas empleadas, de las cuales un 6,8% corresponde a materiales reciclados


Enlace: http://www.recuperaresiduosencementeras.org/reportaje.asp?id_rep=98

miércoles, 12 de octubre de 2011

¿Sirven de verdad los pequeños gestos para ahorrar energía?

¿Sirven de verdad los pequeños gestos para ahorrar energía?:
Bombilla de bajo consumo_iStockphoto Se suele decir que en medio ambiente cualquier gesto cuenta, por pequeño que sea. Pero, al margen de buenas intenciones, la pregunta es: ¿merece de verdad la pena preocuparse por acciones que suponen consumos de energía muy reducidos? En los comentarios de uno de los últimos posts, algunos lectores consideraban exagerado un estudio llevado a cabo en Francia para medir el impacto de enviar un correo electrónico, realizar una búsqueda en Internet o utilizar un pendrive. ¿Estamos perdiendo el tiempo con lo superficial mientras se nos escapa lo realmente importante?



Para responder a esta cuestión empiezo por llamar a la institución francesa que encargó la investigación sobre el correo electrónico. “Parece que todo contamina, que todo tiene un impacto… Pues sí, es cierto. Vivimos en una sociedad que consume energía para todo, por eso hay que prestar atención a nuestros gestos”, asegura Pierre Galio, uno de los responsables de la Agencia del Medio Ambiente y Control de la Energía (Ademe) de Francia. Una de las conclusiones de aquel estudio era que enviar un email desde un ordenador en Francia(1) a un único destinatario y 1 mega de peso implica emitir unos 19 gramos de CO2. ¿Una cantidad muy pequeña? Por comparar, un coche moderno vendido en el año 2010 en Europa emite de media unos 140,3 gramos de CO2 en un solo kilómetro. Es decir, que para que saliesen por el tubo de escape 19 gramos bastaría que sus ruedas recorriesen 135 metros.

En el libro 'Energía sostenible - Sin palabrería' ('Sustainable Energy-Without the Hot Air'), el profesor de la Universidad de Cambridge David MacKay analiza el gasto de dejarse enchufado un cargador de móvil un día entero. Según ironiza el autor, esta conducta se considera a menudo como delictiva (pues una vez completa la batería del teléfono o cuando no hay teléfono, el cargador enchufado sigue consumiendo electricidad de forma inútil). Sin embargo, asegura que la realidad es que uno de estos aparatos gasta solo 0,01 kilovatios hora (kWh) al día, tanto “como la energía que se consume al conducir un coche normal durante un segundo”. MacKay no pretende que la gente deje de desenchufar los cargadores, pero cree que los pequeños gestos no sirven de mucho. “Obsesionarse con desenchufar el cargador es como achicar el Titanic con una cucharilla”.

Volvamos al estudio del correo electrónico: Para Galio, “aunque el impacto unitario de enviar un e-mail puede parecer ridículo, cuando se multiplica por decenas de correos todos los días el gasto de energía o las emisiones son ya muy superiores”. En concreto, como explica este ingeniero, el estudio estima que todos los correos enviados por un empleado francés(2) al cabo de un año suponen unos 137 kilos de CO2, una cantidad que no está ya tan lejos de los cerca de 190 kilos que emitiría el coche de antes si se condujese de Madrid a París para conocer en persona a Galio. Y todavía aumenta mucho más si se multiplica por todos los empleados de una oficina. El propósito no es, desde luego, que se dejen de enviar emails, pero el ingeniero francés incide en que el estudio realizado demuestra que sí se puede reducir el impacto prestando atención al peso de los correos, limitando el número de destinatarios o borrando de forma regular los mensajes. “No hay que volver a las cavernas, con el fuego, pero podemos actuar en nuestra vida cotidiana de forma responsable sin que suponga un fastidio enorme”.

¿Cuál de los dos expertos tiene razón? Aunque sea con una cucharilla, es cierto que se pueden conseguir ahorros significativos cuando el gesto se repite miles o millones de veces (así lo cree un directivo de Nokia sobre los cargadores de móvil que se dejan enchufados). Pero, también hay que ser conscientes de dónde se producen los mayores consumos de energía. “Resulta evidente que no tiene nada que ver el ahorro de poner una bombilla de bajo consumo con lo que gasta el coger un avión a las Bahamas”, incide el representante de Ademe. “Es importante empezar con los pequeños gestos, pero sin olvidar que las verdaderas claves son el transporte (el coche y el avión), el aislamiento de las viviendas y, en tercer puesto, los equipos de la casa: el frigorífico, la televisión, el ordenador…”.

Otro ejemplo llamativo: Una lavadora eficiente puede gastar 1 kWh en cada ciclo de lavado, bastante menos que otra que no lo sea. Sin embargo, ese ahorro se queda en nada cuando se compara con la energía que hizo falta para construir la vivienda donde va a enchufarse el electrodoméstico. Como ha estimado Alfonso Aranda, del Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE) de la Universidad de Zaragoza, mientras que el consumo anual de la lavadora puede ser de unos 150 kWh, para construir el simple metro cuadrado de vivienda donde se ponga el electrodoméstico se habrá utilizado el equivalente a gastar 192 kWh anuales en cada uno de los 50 años que se estima que puede durar la vida del edificio. “La mejora en eficiencia de la lavadora se queda en muy poco cuando se compara con los consumos grandes de energía, hay que replantearse el sistema”, incide Aranda, que no por ello cree que haya que dejar de intentar reducir el gasto de los electrodomésticos.

Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), las familias españolas suponen cerca del 30% del consumo energético total del país, un 18% se va en la vivienda (en calefacción y equipamiento) y un 12% en el coche privado. Parece claro que una forma de conseguir ahorros realmente importantes es dejar el automóvil en casa y utilizar otros medios de transporte. Ahora bien, ¿acaso este no es también un pequeño gesto si se compara con todos los automóviles del país, de China o de todo el mundo?

“Para interpretar bien cada cosa hay que dar con la escala adecuada”, incide el socioecólogo Ramón Folch, que habla del síndrome de la insignificancia: “Ninguno de nosotros por más que se esfuerce puede el solo condicionar nada, pero el todo es la suma de todas estas nadas”. Como explica, esta es una cuestión curiosa que proporciona "una coartada para no actuar”, pues ya sea desenchufando un cargador, cambiando bombillas o incluso dejando de usar el coche, una persona sola no va a cambiar la realidad. Eso sí, la realidad final será la suma de todos los gestos de cada uno.

Según Folch, resulta relativamente fácil actuar sobre las emisiones de dióxido de carbono de la gran industria cementera. En cambio, la contaminación difusa que generamos todos y cada uno de nosotros es muy difícil de controlar. Eso sí, convenientemente integrada la contaminación de las personas da un sumatorio mucho mayor que el de las cementeras. El socioecólogo catalán considera que hacen falta grandes gestos en forma de políticas que hagan actuar a todo el mundo en una misma dirección, pero luego hay que traducir esto a escala de una persona. “El gran gesto sin su implementación en forma de pequeños gestos se queda como una consigna vacía”, incide. “Me resultan incómodas esas posiciones que sólo pretenden encontrar las soluciones a una única escala: hay que buscar la transversalidad entre las distintas escalas, colocando cada cosa al nivel que le corresponde”.

¿Y no son estos pequeños gestos un incordio que nos amargan la vida? “Se considera que la menor limitación es una privación de libertad. Es como si se dijera que las leyes son una limitación que nos impide vivir con libertad, en lugar de un sistema de valores que nos permite vivir juntos”, incide el representante de la agencia de estado francesa Ademe. “El problema es que en nuestra sociedad no hay límites de consumo, no hay límites de comportamiento. Los cambios de hábitos son difíciles, pero cuando se convierten en una costumbre se vuelven algo natural. Los pequeños gestos son un comienzo”.



(1) Para realizar los cálculos, el estudio tiene en cuenta el mix energético de Francia (con más de un 80% de energía nuclear) para el gasto del ordenador y una media del mix energético mundial para el gasto de los centros de datos que intervienen en el proceso. Esta estimación no vale para otros países con un mix energético diferente. En el caso de España, se supone que la cantidad de CO2 sería mayor.

(2) El estudio de Ademe estima que cada empleado francés envía al día una media de 33 correos de 1 mega de peso. Esto al cabo de un año (en 220 días de trabajo) supondría 137 kilos de CO2. Y multiplicado por cien empleados de una oficina implicaría más de 13 toneladas de CO2.

Takashi Asano, gurú del reciclaje del agua; ingeniero ambiental

Takashi Asano, gurú del reciclaje del agua; ingeniero ambiental:
"Beberemos y desbeberemos la misma agua mil veces"
Tengo 74 años: cuando estudiaba en Berkeley me comprometí a impedir que arruináramos el planeta. Me casé con otra ambientalista: no tenemos hijos para preservar el medio ambiente. La lógica del capitalismo sin reglas es suicida para la humanidad. Colaboro con Agbar.


¿Cómo?
El agua irá del váter al grifo. Y si quiere puede usar esa frase como titular...
Es impactante.
... Pero soy ingeniero y sería más exacto precisar que esa agua de su váter, tras pasar por el saneamiento y la potabilización, será utilizada de nuevo para uso de boca.

http://www.lavanguardia.com/lacontra/20111005/54225686855/beberemos-y-desbeberemos-la-misma-agua-mil-veces.html

Residuos: El rompecabezas de reciclar un tetrabrik

El rompecabezas de reciclar un tetrabrik:
Una briqueta de aluminio_320 Una de las claves del reciclaje consiste en diseñar productos en los que no se mezclen materiales o en los que se puedan separar de forma sencilla. Sin embargo, un tetrabrik se caracteriza por justo lo contrario. En este envase pueden unirse hasta seis láminas distintas: dos iniciales de plástico polietileno, una de aluminio, otra de polietileno, la más gruesa de cartón y una última exterior de polietileno. ¿Cómo volver a separar y reaprovechar cada uno de estos materiales cuando el envase llega a la basura? En Castellbisbal, a 20 kilómetros de Barcelona, una papelera del Grupo StoraEnso ha puesto en marcha una instalación capaz de resolver el rompecabezas. Viajamos hasta allí para verla.



Esta planta pionera en el mundo fue inaugurada de forma oficial hace unos días, pero la papelera donde está ubicada trabaja con tetrabriks desde hace cerca de 14 años. La empresa se dedica a fabricar cartón estucado y fue por entonces que empezaron a traer pequeñas cantidades de estos envases recuperados de la basura para reaprovechar la fibra. Ya desde el principio tuvieron que estrujarse el cerebro para adaptar la maquinaria al nuevo material y para conseguir que el cartón quedará limpio de plástico o metal (u otros residuos). “Nos decían que íbamos a hundir la empresa”, recuerda Juan Vila, director de StoraEnso Barcelona, que cuenta como cada vez que había un fallo en la planta lo operarios echaban la culpa a los tetrabriks. Aún así, en 2003 aceptaron una propuesta para quedarse con 30.000 toneladas al año de los envases de este tipo recuperados del cubo amarillo. “En la fábrica dijeron que estábamos locos”.

A pesar de las dificultades iniciales, en realidad, reciclar la capa de cartón del tetrabrik se puede hacer desde hace tiempo. Sin embargo, esta es solo una parte de este particular cubo de Rubik del reciclaje. En España, lo hace una planta en Rosselló (en Lleida) y la de aquí de Castellbisbal. Como detalla Vila, en ésta del Grupo StoraEnso ya reciclan hoy en día el cartón de 60.000 toneladas de tetrabriks al año, unos 3.000 camiones que vienen de toda España, pero también de Francia y de otros países donde no disponen de ninguna instalación que recicle este envase, como Portugal, Bélgica o Reino Unido. Para ello, los tetrabriks se trituran y se meten en un Pulper, que es una máquina grande de forma cilíndrica y con agua a 50ºC que funciona como un gigantesco tambor de lavadora. De ahí sale, por un lado una pasta de cartón (un 75% del peso del envase) y por otro una mezcla de pequeños trozos de polietileno (20%) y aluminio (5%). El cartón se reutiliza para volver a fabricar cartón, pero el problema es qué hacer con lo demás, con esa cuarta parte de conglomerado de plástico y metal. Muy a menudo su destino final es el vertedero.

La nueva instalación en Barcelona, bautizada como CLEAN, plantea una solución al rompecabezas completo. “Es una planta única en el mundo”, incide el director, que asegura que antes lo estuvieron intentando sin éxito en Brasil o en Finlandia. Aquí, la mezcla de polietileno y aluminio se envía a continuación a un reactor donde se somete a un proceso de pirólisis, calentándola a unos 500ºC en ausencia de oxígeno. El polietileno se descompone entonces en distintos gases (metano, butano, propano…) y queda separado el aluminio. Con esos gases se genera energía para la papelera y el aluminio sale por otro lado en forma de pequeño lingote de entre 700 y 900 gramos (ver la primera imagen).

La planta inaugurada está preparada para separar el plástico y el metal de un máximo de 30.000 toneladas de tetrabriks, de las que se saca entre el 10 y el 15% de las necesidades de vapor de la fábrica y unas mil toneladas de aluminio al año. Sin embargo, esto es la mitad de los camiones que llegan hoy a la fábrica, así pues, una parte importante de polietileno y aluminio sigue acabando en el vertedero. “Cuando diseñamos la instalación pensábamos que 30.000 sería lo máximo que llegaríamos a procesar, pero ha tardado tanto en ponerse en marcha que cuando hemos terminado ya se ha quedado pequeña”, comenta Vila, que asegura que hace unos años estuvieron a punto de darse por vencidos y dejar el proyecto.

El director de StoraEnso Barcelona en la nueva planta
La nueva instalación ha sido desarrollada por Palwaste Recycling, una sociedad creada por Alucha, empresa especializada en el desarrollo de reciclaje de residuos complejos, y la papelera StoraEnso Barcelona, que pertenece a su vez al grupo escandinavo StoraEnso. Curiosamente, esta multinacional proporciona a Tetra Pak la fibra virgen con la que se fabrican los tetrabriks que llegan luego como residuos a la planta de Castellbisbal. “Las fibras producidas en el norte vuelven a la empresa para que las resucitemos como cartón”, incide el director de StoraEnso Barcelona. Aún así, el círculo del reciclaje no acaba de cerrarse, pues las fibras de un tetrabrik pueden reciclarse, pero no para fabricar otra vez un tetrabrik.

Según detalla Vila, para conseguir la consistencia de estos envases de tan solo 30 gramos de peso la marca utiliza siempre fibra larga de pinos, abetos y abedules escandinavos. “Se podría fabricar un tetrabrik con cartón reciclado, pero entonces tendría que ser más grueso y habría que conseguir cumplir los requisitos para alimentación”, asegura este ingeniero, que afirma que esto también hace que, en contra de lo que se pensaba al principio en la fábrica, la fibra de estos envases sea de gran calidad. ¿Y se pueden utilizar los lingotes de aluminio reciclado con el sistema de Castellbisbal para fabricar otra vez un tetrabrik? “Esa es una de mis metas de futuro”.

Las dificultades para resolver este puzle del reciclaje no son solo técnicas, sino también económicas. De poco sirve poner todas las piezas si no resulta rentable. En este caso, el interés económico de esta instalación que ha costado cerca de 9 millones de euros viene por varios conceptos: el ahorro que se consigue por la obtención de energía propia para la fábrica, lo que se deja de pagar en vertedero (entre 40-60 euros la tonelada vertida) y lo que se saca por la venta de los lingotes de aluminio (entre 700 y 1.000 euros la tonelada). El director de la planta no dice lo que pagan ellos por los tetrabriks de la basura, pero sí reconoce que es menos de lo que cuesta el papel de periódico usado (unos 180 euros la tonelada) o el papel recuperado del contenedor azul (entre 100 y 120 euros la tonelada).

Aunque la nueva instalación fue inaugurada a comienzos de este mes, las máquinas llevan funcionando cerca de un año. Eso sí, mucho ha cambiado todo desde entonces. Se ha cambiado el programa de temperaturas, el tiempo, válvulas, tuberías, incluso el software… “Lo más difícil ha sido que cuando teníamos un problema no podíamos recurrir a nadie, debíamos resolverlo nosotros mismo”, relata el ingeniero, que asegura que este mes ha sido el primero en el que han salido números positivos. Una de las cuestiones que queda pendiente de mejorar es la pureza de los lingotes de aluminio, pues algunos salen con un 10% de carbón. En cualquier caso, Vila tiene claro que esta tecnología tiene un valor para otras empresas. “Primero tenemos que llegar a un punto en el que podamos decir que todo funciona bien y que se puede replicar, y creo que esto ocurrirá en los próximos 12 meses”, afirma el director, a quién empiezan a encajar todas las piezas del rompecabezas.

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